Es arriesgado hacer predicciones sobre los resultados de las elecciones del domingo. Hay un cadáver de un humilde militante socialista, Isaías Carrasco, asesinado por ETA y se han suspendido todos los actos de final de campaña esta noche. El día de reflexión estará marcado por el brutal atentado terrori
sta al igual que ocurrió en el mes de marzo de 2004. Las circunstancias son distintas y la posición de las fuerzas políticas respecto al atentado son más medidas y responsables por parte de todos los partidos. Pero el asesinato del ex concejal socialista de Mondragón repercutirá en las intenciones de voto de muchos ciudadanos. No sé en qué sentido. Una hipótesis es que quienes habían decidido desentenderse de las urnas, acudan a votar para demostrar que el terrorismo no puede torcer la voluntad democrática de los españoles. Hay varias hipótesis para el domingo por la noche. La primera es que el PSOE consiga una mayoría absoluta. La segunda es que sea el Partido Popular el que alcance una mayoría clara para gobernar. Son dos hipótesis que probablemente no se producirán porque el electorado está muy dividido y el atentado no variará muy cuantitativamente las intenciones de voto. La tercera hipótesis es la victoria de los socialistas pero sin mayoría suficiente. Necesitarían el apoyo de los nacionalistas catalanes, vascos y demás partidos pequeños. Seguiría todo más o menos igual. La cuarta hipótesis es que los populares obtuvieran más escaños pero también necesitarían el apoyo de unas fuerzas que plantearían muchas más reticencias y reparos para apoyar a un gobierno Rajoy. Pero no hay que descartarlo porque la noche electoral es siempre cuando se empieza a hacer política de otra manera. Quedan más hipótesis. La de un gobierno de unidad nacional entre socialistas y populares para no tener que depender de fuerzas minoritarias y afrontar el futuro a corto y medio plazo sin las presiones de los nacionalistas catalanes, gallegos y vascos. Esta posibilidad se me antoja improbable porque España no es Alemania y porque las ideas que separan a los dos grandes partidos no son sobre cuestiones económicas o de gestión de gobierno sino que las discrepancias son mucho más de fondo. Si no hay mayoría absoluta de nadie, lo muy posible que tengamos un gobierno en minoría, sin pactos con los nacionalistas y con el apoyo lejano del partido que ha llegado en segundo lugar. Jordi Pujol decía hoy en una entrevista que si Catalunya vota PSOE y PP, nadie la va a tomar en serio nunca más. Lo que viene a decir Pujol es el temor de que CiU deje de ser imprescindible en la gobernabilidad de España a pesar de las intenciones manifiestas de Duran Lleida para formar parte de un gobierno presidido por los socialistas. Es posible que las elecciones del domingo sean las más bipolares de la historia de la democracia. El cansancio de Catalunya respecto a España se palpa en los ambientes políticos y sociales catalanes. Pero el cansancio de España respecto a Catalunya flota también en las esferas políticas y mediáticas madrileñas. Mientras damos vueltas al "català emprenyat" no hemos advertido que hemos alimentado también la figura del "español emprenyat". La conferencia que pronunció el jueves Juan Luís Cebríán, consejero delegado del Grupo Prisa, en el Club del Siglo XXI el jueves, refleja también el cabreo del español ante Catalunya. Cebrián cree urgente acometer tres reformas de la Constitución que, según él, aliviarían muchas de las tensiones políticas. La reforma de la Monarquía parlamentaria podría conseguir los apoyos preceptivos. La Reforma del Título VIII de la Constitución para conseguir "una definición de poderes y atribuciones del Gobierno central y de las comunidades en el único marco viable, el Estado federal". Cebrián acepta en la práctica un federalismo asimétrico "pero no hasta el punto de que el derecho a la diferencia anule la igualdad de los ciudadanos ante la ley". La tercera reforma propuesta es el cambio del sistema electoral que podría recibir los apoyos necesarios de los dos grandes partidos. Cebrián es bien explícito al denunciar el "protagonismo exagerado de los partidos nacionalistas, lo que les lleva a jugar el curioso papel de partido bisagra a escala nacional cuando su representación se limita a una autonomía… Al final no es el Parlamento el que controla al Gobierno sino el Gobierno quien controla la mayoría parlamentaria, forjada a extramuros de las Cortes, con el problema añadido de un Senado desprovisto de funciones". En cualquier caso, vienen tiempos de cambios que afectarán la organización territorial del Estado y que pueden ser muy convulsos. En este sentido, es interesante leer el libro del notario Juan José López Burniol, "Desde un rincón de España" en el que viene a decir que el futuro de España tiene que ser federal y simétrico o, de lo contrario, dejar que Catalunya y el País Vasco decidan que quieren ser de mayores con un referéndum de autodeterminación. Este es el nudo gordiano de la situación. Se avecinan tiempos convulsos, sea quien sea el que obtenga la victoria en las elecciones del domingo, dos días después de un asesinato que ha costado la vida a un socialista de Mondragón.
Lluis Foix

